La Plaça de Bous es uno de los monumentos históricos más importantes de la ciudad, aunque definitivamente la evolución de su entorno no terminó por hacerle justicia, las diferentes construcciones a su alrededor provocan que la plaza quede en segundo término, y no permiten apreciarla en su totalidad.

Estilo

Como podrás darte cuenta, la Plaza de Toros es un anfiteatro que se asemeja al Coliseo romano, aunque en una proporción mucho más pequeña. El estilo neoclásico de esta obra queda de manifiesto en la similitud que guarda con edificaciones grecorromanas antiguas, sus arcos sencillos, la pureza de sus líneas arquitectónicas y su simetría.

La arquitectura neoclásica, que se popularizó en el siglo XVIII, se inspiró en el arte y los cánones de la antigüedad clásica y siguió siendo popular en los siglos XIX y XX. El estilo se basaba en los principios de armonía y simetría, aspectos considerados como virtudes del antiguo arte griego y romano.

En la Plaza de Toros, como ejemplo de arquitectura neoclásica, podemos apreciar detalles de geometría simple, ornamentación y elementos decorativos discretos y moderados que suponen una muestra de la belleza que brindan la proporción y el equilibrio.

La mayor parte del carácter estético del edificio proviene de la repetición y la simetría de sus elementos: los arcos, las columnas, las balaustradas (serie de formas moldeadas en piedra cuya función es servir como barandilla) y el ladrillo.

Elementos

El edificio tiene una forma cilíndrica compuesta por órdenes de galerías que se elevan unas sobre otras. Aunque en apariencia la forma de la plaza es circular, en realidad se trata de un polígono conformado por 48 lados, en el que cada arco forma uno de sus flancos.

La altura total de la plaza es de 16,9 m, con un diámetro exterior de 108 m, mientras que el diámetro interior, el de la arena, tiene una medida de 52 m. Son en total 384 arcos los que abren los pórticos al exterior y son distribuidos en cuatro órdenes.

La planta baja presenta arcos escarzanos (un tipo de arco ancho con una ligera curvatura en la parte superior). Por su parte, las tres plantas superiores tienen arcos de medio punto (el clásico arco en el que la parte superior forma un semicírculo). Coronando todo el edificio hay una balaustrada de piedra.

En el interior, una barandilla de hierro (un ejemplo de los primeros usos de este material en la ciudad) descubierta sirve de sostén a la tribuna y al mismo tiempo, permite a los espectadores una visión completa del ruedo.