Curiosidades
Curiosidades
Uno de los hechos menos conocidos del Coliseo de Roma es que contaba con un velarium. Se trataba de un enorme toldo que cubría una gran parte del Coliseo. El toldo retráctil reposaba en 240 mástiles sobre el anfiteatro, mientras que unas cuerdas lo anclaban al suelo. Servía para proteger al público del sol.
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Origen del nombre
El nombre original de esta edificación es “Anfiteatro Flavio” y tiene sus orígenes en la época de la dinastía de los Flavianos, que gobernó el Imperio Romano desde el año 69 d. C. hasta el 96 d. C.
El nombre de “Coliseo” tiene su origen en la gigantesca estatua de bronce que originalmente fue erigida para Nerón, pero que después fue modificada y transportada a un costado del anfiteatro con la ayuda de 24 elefantes.
La estatua estaba dedicada al dios del sol y era conocida como el “Colossus Solis”. Con el tiempo, la gente comenzó a referirse al anfiteatro como el “Coliseo”, en referencia a la estatua y también a las grandes dimensiones del edificio.
Se cree que la estatua pudo haber sido destruida durante los saqueos del año 410 d. C. También es posible que se haya derrumbado durante algún terremoto del siglo V y que los romanos hayan aprovechado los restos de bronce para otros propósitos.
El lugar donde se ubicaba la famosa estatua puede ser reconocido fácilmente por el zócalo de gran tamaño que se encuentra actualmente a un costado del Coliseo.
Las numerosas puertas
El Coliseo contaba con 80 entradas, las cuales permitían que más de 50.000 espectadores pudieran desalojar el recinto en aproximadamente 10 minutos.
Las puertas norte y sur eran usadas por el emperador, autoridades y vírgenes vestales (sacerdotisas consagradas a la diosa Vesta).
Por su parte, los gladiadores entraban exclusivamente por la puerta este y si perdían la vida durante el combate, sus cuerpos eran sacados por la puerta oeste (conocida como la “puerta de la muerte”).
El hipogeo, la bodega “colosal”
Se le conoce como hipogeo al sistema de túneles subterráneos que se encuentra debajo de la arena del Coliseo. Dicho sistema constaba de numerosos pasillos y habitaciones destinadas al alojamiento de gladiadores y animales. También había almacenes, complejos de entrenamiento para gladiadores y jaulas para contener a las bestias, las cuales podían ser transportadas a la arena por medio de un sofisticado sistema de ascensores.
En la actualidad, la cubierta de madera que estaba sobre el hipogeo ya no existe, por lo que se puede tener una vista detallada de los túneles (o lo que queda de ellos) desde las gradas de los espectadores.
Las luchas de gladiadores
Contrario a lo que se suele pensar hoy en día, las muertes de gladiadores no sucedían en todas las peleas. Los gladiadores eran esclavos y tenían valor monetario, por lo que a menudo todos los contrincantes sobrevivían y sanaban para luchar nuevamente.
No obstante, cuando alguien con mucho poder económico quería demostrar generosidad, organizaba numerosas peleas a muerte, las cuales eran celebradas con gran fervor por los romanos. El emperador tenía la última palabra y decidía si el gladiador merecía misericordia o la muerte, basado en los gritos de los espectadores.
Se estima que alrededor de medio millón de personas y más de un millón de animales murieron en el Coliseo.
Las distintas caras del anfiteatro
Después de la caída del Imperio romano, el Coliseo fue aprovechado de diversas formas por los habitantes de Roma.
Algunos de los usos más curiosos tuvieron lugar en la Edad Media, cuando la arena del anfiteatro fue transformada en un cementerio y las bóvedas debajo de las gradas se convirtieron en viviendas y talleres. Durante esa época, incluso se llegó a construir una pequeña capilla dentro del Coliseo.
El famoso Julio César nunca lo visitó
A pesar de lo que se retrata en las historietas de Astérix y Obélix, en realidad, el célebre emperador Julio César nunca estuvo en el Coliseo. Cuando se inauguró el anfiteatro, Julio César tenía ya 125 años de haber sido asesinado por miembros del senado romano.
Se convirtió en la cantera de Roma
Diversos terremotos y otros fenómenos naturales dañaron la estructura del anfiteatro a lo largo de los siglos. Sin embargo, los mayores daños fueron ocasionados por los propios romanos, quienes utilizaron el mármol y otros materiales del Coliseo para construir nuevas edificaciones, incluyendo la Basílica de San Pedro.
Testigo de esto son los hoyos en la fachada de la estructura, que fueron hechos para sustraer el acero que mantenía a las piedras en su lugar.