Breve historia
Breve historia
En el año 64 d. C. hubo un gran incendio de 7 días que destruyó antiguas construcciones de madera en el centro de Roma. Esta tragedia creó grandes espacios que fueron aprovechados para construir diversos monumentos, un lago artificial, una residencia imperial (la Domus Aurea) y una gigantesca estatua de bronce dedicada al emperador Nerón.
En el año 69 d. C., después del suicidio de Nerón y de varias disputas por el poder, Vespasiano se convirtió en emperador. Su prioridad fue borrar las huellas de sus predecesores y reconstruir el imperio, por lo que ordenó la destrucción de la Domus Aurea, el drenado del lago y la modificación de la estatua.
Para ganarse la aprobación de la gente, Vespasiano ordenó también la construcción de un anfiteatro. Las obras comenzaron en el año 72 d. C. y concluyeron ocho años después. Para entonces, Vespasiano ya había muerto, pero su hijo Tito inauguró el recinto con un festival de 100 días, en el que hubo innumerables peleas de todo tipo en las que participaban animales exóticos, gladiadores e incluso barcos pequeños.
El anfiteatro siguió siendo utilizado para espectáculos durante varios siglos más, pero después de la caída del Imperio romano en el siglo V, sufrió numerosas transformaciones producto de terremotos y saqueos.
Los restos que podemos apreciar en la actualidad han sobrevivido debido a que en 1749, el Papa Benedicto XIV protegió al anfiteatro al declararlo sitio sagrado. Hoy en día, el Coliseo es un auténtico tesoro histórico y arqueológico. Un símbolo de la identidad nacional de Italia y un recordatorio de la grandeza del antiguo Imperio Romano.