Foro Romano - Roma

Breve historia

El Foro Romano ha sufrido innumerables cambios a lo largo de la historia y desafortunadamente, al igual que el Coliseo, se utilizó como fuente de materiales de construcción e incluso se utilizó incluso como terreno para el pastoreo de vacas.

Debido a esto, hoy en día poco queda de lo que una vez fue el centro de la civilización romana (hasta que este papel fue asumido por los Foros Imperiales), pero aún se puede apreciar la magnificencia imperial que emana de sus ruinas.

Periodo monárquico (753 - 509 a.C.)

Alrededor del siglo VIII a.C., el valle donde se encuentra el Foro Romano era una zona pantanosa e inhóspita que no servía para asentamientos, y la parte alta de las colinas cercanas estaba habitada por etnias de origen sabino y latino.

Al norte del Tíber, en la zona de la Toscana, habitaban los etruscos, quienes comerciaban con los griegos al sur de la península. Las aldeas latinas y sabinas eran paso obligado de las rutas comerciales, lo cual ocasionó una paulatina fusión cultural.

Hasta esa época, el valle era utilizado como necrópolis, pero alrededor del año 600 a.C., el rey romano Tarquino Prisco de origen etrusco mandó a construir la Cloaca Máxima, una obra de gran envergadura que secó el valle y permitió su pavimentación con tierra batida.

El espacio resultante fue una plaza pública de forma rectangular en la cual los ciudadanos se podían reunir para hacer intercambios y desarrollar actividades políticas, comerciales, religiosas y judiciales. Este foro se convirtió así en el centro y origen de Roma.

A lo largo de la historia, el Foro Romano se fue adornando con edificios y monumentos de belleza extraordinaria y cada nueva conquista dejaba su huella en el lugar. En el periodo monárquico surgieron los monumentos y espacios más arcaicos como el Comitium (espacio público), la Lapis Niger (santuario), el Volcanal (santuario), la Regia (casa del rey), la Curia Julia (sede del senado) y el Templo de Vesta.

Periodo republicano (509 - 27 a.C.)

Durante los siglos IV y III a.C., el Foro Romano mantuvo su importancia y continuó con su ampliación, pero es difícil determinar con precisión cuál era su apariencia y distribución debido a las transformaciones que ocurrieron en periodos posteriores.

En la etapa temprana de la república se añadieron templos de importancia clave como el Templo de Saturno (498 a.C.), el primero del Foro, y el de Cástor y Pólux (484 a.C.).

En los últimos siglos del periodo repúblicano hubo cambios significativos en el Foro Romano. Las múltiples conquistas y ampliaciones del imperio llevaron a la construcción de grandes monumentos, lo que convirtió a Roma en una auténtica metrópolis que podía competir con reinos helénicos en el este del Mediterráneo.

Fue en esta etapa que la Curia fue reconstruida para convertirse en la Curia Julia, en honor a Julio César, quien ordenó las obras. Otros importantes edificios que se construyeron en esta etapa son el Tabularium (archivo y lugar de custodia de actas oficiales) y las basílicas de Porcia (184 a.C.), Emilia (179 a.C.), Sempronia (169 a.C.) y Opimia (169 a.C.).

Periodo imperial (27 a.C. - 476 d.C.)

Durante este periodo, el Foro Romano sufrió una gran ampliación. El proceso comenzó con Julio César al final de la República y continuó con los emperadores Augusto, Vespasiano, Nerva y Trajano. La zona ampliada es conocida actualmente como los Foros Imperiales.

No obstante, al terminar la República, la función política se concentró en la figura del emperador y la actividad del foro se desplazó a la colina del Palatino, donde se encontraba el Palacio Imperial.

Así, el Foro Romano perdió parte de su protagonismo. Continuó siendo el centro del comercio y las finanzas. También se convirtió en el lugar ideal para celebrar las grandes ceremonias imperiales, pero en definitiva dejó de ser el lugar donde se hacían las decisiones más importantes.

La importancia de este periodo radica sobre todo en la intensa actividad de reconstrucción de los monumentos que se encontraban dañados y en la construcción de nuevas obras como el Arco de Septimio Severo.

Fue en este periodo, durante el mandato de Vespasiano, que se construyó además el Coliseo.

Periodo medieval (476 - 1492)

A pesar de la caída del Imperio Romano, el Imperio Bizantino estaba en auge y en el año 608 d.C. se construyó el último monumento del Foro, la Columna de Focas, dedicada al emperador bizantino Flavio Focas Augusto. Esta columna se conserva aún en la actualidad y tiene el valor simbólico del último latido del Foro Romano.

A lo largo de este periodo, aunque la memoria del foro persistió, la mayoría de sus monumentos cayeron en la ruina. Este maravilloso complejo arquitectónico fue enterrado lentamente y con el paso del tiempo se comenzó a usar como tierra de cultivo y de ganadería, recibiendo por ello el nombre de “Campo Vaccino” o “Campo de las Vacas”.

Renacimiento (1492 - 1789)

De manera casi irónica, la gran admiración que se tenía hacia la antigüedad clásica fue lo que ocasionó la mayor destrucción en el Foro Romano.

En esa época se desató la fiebre constructiva y el Foro Romano fue utilizado como cantera de materiales. Algunos templos que hasta ese momento se conservaban íntegros, desaparecieron por completo en cuestión de meses, transformando así al valle en una colección de ruinas.

Edad contemporánea (1789 - actualidad)

Después de mucho tiempo en el olvido, en el siglo XVIII comenzaron las excavaciones arqueológicas sistemáticas del Foro Romano y en el siglo XIX se le dio prioridad a las tareas de restauración y consolidación para evitar el deterioro de los pocos restos que aún quedaban.

Hoy en día podemos decir que el Foro Romano ha mantenido su estructura original más o menos intacta, aún a pesar de las transformaciones que sufrió la zona debido a las excavaciones y al desarrollo de la Roma moderna.

La zona arqueológica del Foro Romano merece sin duda una visita. Cuando estés allí, verás que con un poco de imaginación, casi es posible ver cómo las basílicas se levantan de nuevo, cómo los templos se llenan de ofrendas y cómo las voces del Senado y las huellas de los soldados desfilan a lo largo de la Vía Sacra, la carretera más antigua e importante del valle del Foro.

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